Fisiología del bebé


 


En el interior del vientre materno, el bebé se encuentra en posición fetal. Su cadera y sus rodillas están totalmente flexionadas y su espina dorsal se encuentra completamente curva, en forma de “C”.  
Después del nacimiento, se necesitarán varios meses para que se aflojen sus articulaciones y  se fortalezcan sus músculos en la nueva posición extendida. 
A medida que el bebé crezca y gane fuerza para sostener la cabeza por si solo, pueda voltearse, sentarse sin apoyo, gatear y caminar, desarrollará las curvas óptimas de la columna vertebral necesarias para esos movimientos, además de un desarrollo neurológico favorable.

Fisiológicamente el cuerpo de un bebé es para ser cargado, por lo tanto, si cargado en rebozo/fular los beneficios son:



• Procura una postura correcta respetando su posición natural de recién nacido, espalda ligeramente curva, piernas encorvadas y abiertas en forma de “ranita”
• Mejora el ritmo cardíaco, la circulación sanguínea y la buena respiración.
• Reduce llanto y agitación.


Cabeza y espalda
• Sostiene la columna vertebral del bebé sin hacer presión sobre ella.
• Estimula el desarrollo del sistema nervioso por el contacto y movimiento.
• Favorece el desarrollo del sentido del equilibrio, de los músculos del cuello y de toda la psicomotricidad.
• Permite un sueño tranquilo.


 Sistema digestivo
• Favorece la digestión.
• Evita el reflujo, cargando en posición vertical.
• Ayuda a eliminar gases.
• Disminuye y alivia cólicos en lactantes.


Cadera y piernas
• No esfuerza la cadera del bebé y ayuda a su formación postnatal.
• Ejercita los músculos que el bebé necesita para sentarse, levantarse, gatear y caminar.
• Previene lesiones en la articulación de cadera con un ángulo mayor de 90° que se forma entre ésta y las rodillas.