El llanto de un bebé





El llanto de un bebé

Fuente: Vivian Watson

Acabas de ser mamá y seguro que ya has escuchado muchas veces la dichosa fracesita: «deja que llore, no le va a pasar nada». Ese es uno de los consejos más negativos que puede llegar a escuchar una mamá primeriza, así que deja que te entre por un oído y te salga por el otro.

Imagina que tú eres ese bebé. 
Tienes hambre. 
¿Cómo lo comunicas? 
Simplemente lloras.

Ahora volvamos a ti, a la nueva madre (o padre). ¿Cuál es tu primer impulso al escuchar llorar a tu bebé? Estoy segura de que no es dejar que llore para que no se «malacostumbre». Al contrario:

Y sin embargo, a los padres novatos nos bombardean con tantos mensajes confusos, tantos noes, tantas cosas horribles que le pueden suceder a tu bebé si escuchas a tu corazón y lo coges en brazos y lo acunas y le cantas, que

Un bebé que llora en exceso, es un bebé que sufre.

Cuando no atendemos de inmediato el llanto de un recién nacido, no sólo estamos poniéndolo en peligro, sino que además un bebé que llora espera atención, y al no recibirla, aprende que el mundo no es un lugar seguro. Este es un condicionamiento que lo acompañará hasta su vida adulta.


¿QUÉ HACER CON UN BEBÉ QUE LLORA TODO EL DÍA?

Pero claro, hay veces en las que un bebé llora sin parar, por más que intentemos consolarlo en brazos, por más mimos y canciones, por más que esté limpio y haya comido y dormido, y esta puede ser una verdadera causa de angustia para cualquier padre o madre.

Pero si el bebé lleva mucho tiempo llorando, o si los episodios se repiten con frecuencia, lo mejor es llevarlo cuanto antes al pediatra, para descartar cualquier afección.

Siempre que hablo acerca del llanto del bebé y la importancia de tomárselo en serio, recibo comentarios que me hacen pensar que existe un gran malentendido en torno a este tema.

En primer lugar, hay una diferencia entre bebés y niños mayorcitos.

Cuando hablamos de no dejar llorar a un bebé, no queremos decir que no hay que permitir que un bebé llore.

Sin embargo habrá ocasiones en las que el bebé seguirá llorando hagamos lo que hagamos. Y en esos casos le cogemos en brazos y le brindamos nuestro cuerpo. Y ya está.

¿Hemos fracasado porque el bebé sigue llorando? Pues no, porque no se trata de eso. Desde luego, si esos episodios de llanto sin consuelo se repiten, lo más conveniente es consultar al pediatra para descartar una enfermedad. Mientras tanto, hacemos lo que debemos hacer:

No dejar llorar a un bebé no significa darle el objeto peligroso que nos pide sólo para que deje de llorar.
A medida que el niño va creciendo irá queriendo hacer cosas que tal vez no son apropiadas o que son peligrosas. No cedemos en esos casos para que el niño no llore. No: le explicamos por qué no puede hacer lo que quiere, y, una vez más, le acompañamos en su rabia y frustración. Comprendemos sus sentimientos sin juzgar.
¿Y si tenemos las manos ocupadas? ¿Y si estamos cocinando o atendiendo a otro niño, o vamos en el coche y no podemos parar? Pues para eso contamos con nuestra voz. Le explicamos por qué no podemos cogerlo en brazos, le decimos que estamos allí, le brindamos las palabras que el bebé aún no tiene para nombrar lo que siente.
Yo creo que es importante prestar atención a lo que el niño nos está pidiendo en realidad: satisfacer su curiosidad, o explorar su entorno, o atención. Entonces podemos darle la vuelta y tal vez, en lugar de entregarle la cajita de porcelana de la abuela, se la podemos mostrar en nuestras manos, o permitir que la toque bajo nuestra supervisión, por poner un ejemplo.
De lo que se trata es de darle importancia al llanto, sea cual sea la razón. De estar presentes y brindar consuelo. Exactamente igual que como nos gusta que nos traten a nosotros cuando lloramos.
El mismo respeto.